Emocionario: EUFORIA

Seguimos con el Proyecto Emocionario y en esta ocasión vamos a trabajar la siguiente emoción: la euforia



Cuando vimos la ilustración, mis alumnos lo tenían claro: tiene pinta de algo bueno. Que ya hemos hablado muchas veces en clase de que no existen emociones buenas ni malas (otra cosa es cómo las gestionemos o cómo reaccionemos ante una determinada emoción), pero lo entendí perfectamente: se referían a que era algo positivo.

Pablo S. pensó si se podía tratar de la alegría, y Pablo C. de la felicidad... Miramos nuestro mural de las emociones... ¡Ya las hemos visto antes! Eso sí, está muy relacionada.

Me pidieron pista. Entonces les dije: "Cuando esa alegría y esa felicidad son muy intensas... estamos súper, súper contentos... nos sentimos...". Y Teo dijo: "¡Auféricos!". ¡Jajaja! ¡Casi, casi! ¡Muy bien, Teo, nos sentimos eufóricos!

La euforia (que significa "fuerza para soportar") es un sentimiento intenso de bienestar, felicidad, excitación y júbilo. Cuenta el emocionario que la euforia es un desbordamiento de energía positiva y que nos brinda fuerza para enfrentar momentos de adversidad, o para festejar con un entusiasmo muy por encima de lo habitual. Si bien es cierto que la palabra permite hacer referencia a la capacidad para tolerar el dolor y superar adversidades, el uso más habitual se asocia al bienestar y la felicidad. Es tan extraordinario el bienestar que experimentas, que te muestras totalmente optimista y con capacidad para superar cualquier reto.

La euforia es lo opuesto al desaliento.

La euforia aparece como consecuencia de una buena noticia o de una experiencia muy positiva. Cuando busqué un ejemplo en mi interior para explicar a los niños claramente qué era la euforia, lo primero que me vino a la mente son las imágenes que cada 22 de diciembre dan por la tele, con todos esos afortunados a los que les ha tocado la el gordo de Navidad cantando, chillando, saltando y empapándose de cava, mientras planean mentalmente en qué se van a gastar todo ese dinero. Desde luego, están eufóricos. Y así se lo hice saber a mis niños. Y nos reímos, mucho. (Luego les tuve que explicar eso de que el dinero no da la felicidad, y que hay cosas en la vida MUCHO más importantes, pero no hay duda, si nos toca la lotería, nos sentimos eufóricos :-) Algo que quizás les toca más de cerca a mis niños futboleros es cuando su equipo preferido gana la liga, la Copa o la Champions League. Igual ellos no salen a bañarse a la fuente, pero creo que el país está lleno de eufóricos que sí lo hacen (y de otro buen número de decepcionados). Luego están los que, como yo, viven al margen de los eventos futboleros y cuando ya ha empezado el partido y empiezan a oír petardos o a ver comentarios por las redes sociales, preguntan: "¡Ah! ¿Que hoy hay fútbol?".

En fin, nos quedó claro que la euforia es como un ¡súper guau! y que a veces resulta incontrolable, por lo que podemos chillar de alegría o dar saltos como cabras monteses ;-)

Aunque también hay esa euforia que nos hace sentir un poco todopoderosos y con la que nos entran ganas de "comernos el mundo". ¿Motivación modo on, a todo gas? ;-)

¿Y qué pone eufóricos a mis alumnos? Esto es lo que me contaron:

  • Keyla se siente eufórica "cuando me dan dinero". Para un niño es como que te toque la lotería a  menor escala, ¿verdad?
  • Lola se sintió eufórica "cuando fui a Disney". No me extraña. Entrar en ese mundo mágico es lo más. ¡Lo que ha dado de sí ese viaje!
  • Claudia se sintió eufórica "cuando era mi cumpleaños y lo estaba preparando todo". Es que llevamos varias semanas hablando de los cumpleaños. ¡Mucha ilusión, entusiasmo y euforia!
  • Toni nos contó que "un día, cuando jugaba con mi primo, me sentí eufórico". Entonces le pregunté: "¿Y quieres contarnos a qué jugabais, que era tan maravilloso?". "A fútbol", me contestó. ¡Ah, claro! No sé para qué pregunto...
  • Marc nos contó: "Cuando en la escuela de verano marcamos tres goles y el equipo contrario no marcó ninguno, cuando acabó el partido me sentí eufórico". ¡Ay, esa sensación de victoria! ¡Y, encima, jugando al fútbol!
  • Marco relató una historia similar: "Ayer, cuando acabamos el partido, me puse eufórico". "¿Ganasteis?", le pregunté. "Sí, 9 a 0". ¡Guau! ¡Uno de esos partidos para recordar!
  • Teo se sintió eufórico "cuando me dijeron que voy a Bulgaria con un amigo mío". ¡Jo, qué bien! "¿Y cuándo vas?", le pregunté. "Cuando se termine el cole", me contestó. ¡Pues ya queda muy poquito!.
  • Nico nos contó que "cuando me dieron la noticia de que un sábado iba a hacer una fiesta de pijamas, estaba eufórico". ¡Si es que tenéis unos planazos! Cuando yo era pequeña, nunca fui a una fiesta de pijamas...
  • Carlos G. se siente eufórico "cuando estoy a punto de irme a Vela Portals". Y seguimos, una semana más, hablando de deportes acuáticos. ¡Lo de este chico es pasión por el mar!
  • Óscar nos dijo: "Un día, mis padres me dijeron que nos íbamos al Festival y, sin darme cuenta, me llevaron al aeropuerto para ir a Barcelona, y me puse como se dice la palabra esa...". Eufórico, se dice eufórico. No me extraña, ¡menudo sorpresón!
  • Biel nos contó que "cuando en mi casa me dieron la noticia de que Teo iba a venir a jugar, me puse euférico". Claro que sí, Biel, ¡si es que era un notición!
  • Giulia nos dijo que "el otro día, cuando me dijeron que me iba con mi prima y mi primo a la piscina, me sentí eufórica". ¡Me encanta cómo disfrutáis de las cosas sencillas y familiares!
  • Bruno se sintió eufórico "cuando mi madre me descargó un juego que se llama Clash of clams". ¿Llevabas mucho tiempo deseando ese juego?
  • Keyla volvió a intervenir diciendo que también se siente eufórica "cuando me voy con una amiga a dormir". Claro, si es que son momentos súper especiales. Eso sí lo hice yo alguna vez de pequeña, y también recuerdo que era genial. Entre que es genial de por sí, y que lo hice en contadas ocasiones... ¡también me sentía eufórica!
  • Adrián se sintió eufórico "ayer, después del fútbol, cuando fui a un supermercado que habían abierto ese día, el ALDI". ¡Vaya! ¡No sabía que te producía tanta alegría ir a supermercados! La verdad es que nos reímos bastante. Adrián insistió en que le hizo mucha ilusión y le produjo euforia. No sé, igual era la novedad de inspeccionarlo todo y verlo tan nuevo y reluciente.  O no, quizás es que disfruta enormemente de ir al súper. ¡Mamá de Adrián! ¡En unos añitos ya sabes a quién enviar a hacer la compra! ¡Qué gusto!

¿Y a vosotros? ¿Qué os pone eufóricos? Pues yo no sabría decir, creo que bastantes cosas, jeje. Siempre he sido de emociones intensas ;-)

En breve, ¡una nueva emoción!

* Aunque yo no voy a utilizar las fichas de actividades porque mis alumnos son muy pequeños, aquellos que trabajéis el emocionario con niños de más edad, disponéis de unas fichas de trabajo preparadas para realizar después de cada emoción. Aquí podéis descargar la ficha de la euforia.

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