Manual para soñar: MÁS QUE UN CAPRICHO

Hoy voy a compartir con vosotros la tercera sesión del Proyecto Entrénate para soñar, en la que trabajamos las páginas del Manual para soñar: Más que un capricho.

En esta sesión seguimos trabajando para conseguir responder al primer interrogante global: ¿Cuál es tu sueño?


La primera semana, con Sueños de alas y plumas, vimos que todas las personas son diferentes, y que cada una tiene su propio sueño. También conocimos cómo Amelia y Enid consiguieron sus sueños. La semana pasada, con Ideas que hacen cosquillas, experimentamos cómo pensar en algunas de esas ideas, proyectos o deseos, nos hace cosquillas en el alma. Y conocimos el sueño cumplido de May.

Esta semana seguimos ahondando en el concepto de sueño y lo diferenciamos claramente de capricho. Vimos que un capricho puede ser una idea o propósito que nos hacemos un poco arbitrariamente, sin ninguna razón aparente, un antojo, un deseo pasajero. Si hoy deseas ser pianista y mañana ya no, quizás es que sólo era un capricho. Porque cuando quieres algo de verdad, ese sueño perdura en el tiempo con la misma intensidad o más. Y ese fue el núcleo de la sesión de esta semana. Estuvimos pusiendo ejemplos de caprichos y de sueños, para profundizar en esta idea y que la asimilaran. Los caprichos que más surgieron en la puesta en común fueron aquellos relacionados con la comida (como el ansiado helado de mango de Claudia) o con cosas materiales (especialmente, en su caso, juegos y juguetes). Sin embargo, a veces también tenemos caprichos no materiales, como querer apuntarse a clase de patinaje y, después de unas cuantas clases, desear dejarlo.

Por lo tanto, semana a semana vamos acotando cada vez más el concepto de sueño. Aunque tengas una idea propia (1ª semana) y que te haga cosquillas en el alma (2ª semana), si no se mantiene en el tiempo (3ª semana), no es un sueño. Quizás para nosotros puede parecer obvio (¡aunque seguro que muchos adultos no se lo han planteado nunca!), sin embargo, para mis pequeños alumnos, puede no serlo tanto, y me encanta que reflexionen sobre estas cosas que (espero) les acompañarán en su vida para siempre.

A continuación, estuvimos explorando el sueño de Anna.

Anna Pávlova nació en San Petersburgo en 1881, en el seno de una familia de pocos recursos. Desde que su madre la llevó a ver el ballet de La bella durmiente, supo que quería ser bailarina. Cuando tenía ocho años, fue rechazada de la Escuela del Ballet Imperial por no tener suficiente edad, pero dos años más tarde fue admitida. Después de varias giras por Londres, Nueva York, Praga y Berlín, formó su propia compañía. Anna bailó en los teatros más prestigiosos de los más bellos rincones del mundo, y siempre cautivó al público por su gracia, calidad y belleza.



Su interpretación más famosa, La muerte del cisne, coreografía creada especialmente para ella:


Por último, sacaron su cuaderno de sueños y les expliqué la actividad que tenían que realizar durante esta semana, que podéis descargar aquí.
Para no tener que recortar esta hoja del cuaderno de sueños, les pedí que sólo la usaran como modelo (en casa, si queréis, la podéis imprimir varias veces), y que escribieran en un papel suelto. En clase, les repartí a cada uno papelitos de colores y les pedí que escribieran en él las tres cosas que más deseaban hacer en el futuro, siguiendo las instrucciones del cuaderno de sueños. Luego, doblaron el papelito y lo guardaron en el cuaderno para llevar a casa. Durante una semana (el cuaderno pone 10 días, pero a mí me pareció suficiente una semana), deberían repetir la operación en casa: escribir en un papelito las tres cosas que en ese momento se les ocurriera que desearían hacer en un futuro. La idea es ser espontáneos, y aunque muchos sueños se repetirán, se trata de cada día empezar de cero, y si en ese momento se les ocurren nuevos sueños, anotarlos (los niños, en función de las experiencias que hayan tenido a lo largo del día, pueden dejar volar su imaginación fácilmente y construir nuevos sueños). Después, tienen que guardar ese papelito en el cuaderno, en un sobre, en una cajita, en un cajón... para tenerlos todos juntos. Acabada la semana (o el periodo que os marquéis), hay que abrir todos los papelitos y completar la página 6 del cuaderno de sueños:

Así podremos analizar cuáles son aquellos deseos que más se repiten, que perduran en el tiempo, y que, por tanto, tienen más probabilidades de convertirse en nuestros sueños.

¡Nos vemos la semana que viene con Tuyo, tuyo y solo tuyo.



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