Leer a los niños en voz alta: todo son ventajas.

Existen ya muchos artículos sobre la importancia de leer a los niños en voz alta, pero yo también quiero poner mi granito de arena, ya que es algo que hago mucho en clase con mis alumnos: con el Proyecto Cuéntame un cuento, con el Proyecto Emocionario, leyéndoles libros cuando tenemos un huequito, leyéndoles las lecturas de los libros de texto, antes o después de que lo hagan ellos…


La lectura forma parte de nuestro día a día de formas diferentes: lectura individual en silencio, lectura individual en voz alta (por turnos), lectura todos juntos en voz alta (de palabras o frases) y, cómo no, lectura en voz alta por mi parte.

Y es de esta última variante de la que quiero hablaros, ya que mis alumnos se encuentran en ese momento en que empiezan a despegar con la lectura y parece que ya pueden leer siempre solos, en silencio. Y aunque, por supuesto, deben leer por sí mismos, también es muy beneficioso seguir leyéndoles nosotros, ya que les estamos proporcionando el modelo adecuado y a seguir

Leí una vez que leer un libro en voz alta a los niños es, por encima de todo, una demostración de afecto. Y me quedó grabado. Sin duda, ese momento placentero de relacionarse con ellos, de estar junto a ellos, es un regalo en forma de tiempo y dedicación. Aunque siempre he pensado que es un regalo mutuo. No sé quién gana más, si ellos o nosotros. En esos gratificantes momentos, surge conversación, ya que la lectura del cuento la potencia enormemente, y los niños nos cuentan sus  vivencias, sus fantasías, sus recuerdos, sus emociones, sus pensamientos. Se crea un vínculo especial. Y se aprende mucho: conceptos muy variados, aprendizajes para la vida, valores...

Aunque es una actividad que se puede realizar en diferentes ámbitos (la escuela, las bibliotecas, las librerías…) creo que es una actividad que aporta especiales beneficios y gratificaciones cuando se realiza en familia, especialmente en el plano afectivo y emocional. Y también creo que según sean sus hábitos lectores en casa cuando son niños, así serán sus hábitos lectores cuando sean adultos. La mayoría de adultos usuarios de bibliotecas, ya acudían a ellos cuando eran niños, ¿y a quién imitarán más si ven leer? ¿al profesor, al bibliotecario o a mamá y papá?

Además, todo son ventajas. Leer a los niños, desde que son bebés, aporta numerosos beneficios. Con la lectura en voz alta estamos contribuyendo al desarrollo global de los pequeños, a su desarrollo cognitivoafectivosocial, emocional y personal. Quiero destacar 10 beneficios para los niños derivados esta actividad, aunque seguro que hay muchos más ;-):

  • Contribuye al desarrollo de su lenguaje, a ampliar su vocabulario y desarrollar su comprensión y expresión.
  • Ayuda a aumentar el vínculo afectivo, al realizar una actividad conjunta placentera y relajada.
  • Potencia su atención y concentración, que se suele dar de manera natural y relajada.
  • Ejercita la imaginación y la creatividad, tan poco estimuladas actualmente.
  • Prepara para el proceso de lectoescritura y para futuros aprendizajes escolares. El objetivo no es que los niños aprendan a leer precozmente (aunque algunos lo harán), sino  que se interesen por el lenguaje, los libros, el conocimiento...
  • Fomenta el gusto por la lectura, lo que les animará a leer por sí mismos.
  • Enseña valores y aprendizajes para la vida, a través de los mensajes transmitidos.
  • Aumenta la inteligencia emocional, ya que ayudará a los niños a identificar sus emociones y las de los demás, contribuyendo a que establezcan relaciones más sanas y empáticas.
  • Contribuye a la formación de su autoconcepto, al sentirse identificados con los personajes.
  • Ayuda a introducir y tratar muchos temas de una manera más sutil con los niños, a través de sus historias: miedos, celos, agresividad, separación de los padres, interculturalidad, muerte... Encontraremos cuentos y libros con casi cualquier temática, que nos ayudarán a que los niños establezcan paralelismo con sus vidas, aumentando su confianza.
A mí me parece ideal el momento antes de acostarse para realizar esta actividad con los niños y que se convierta en rutina, pero lo cierto es que no hay un momento mejor que otro. Es cuestión de que cada familia lo encaje en su día a día y se encuentre cómoda (durante la merienda, al acabar los deberes...). La constancia es lo realmente importante, así como hacerlo sin prisas y con total dedicación (en ese momento los niños tienen que percibir que son lo único que importa. ¡Móviles lejos!). Tampoco hay que forzar la situación; si no es favorable, es mejor dejarlo para otro momento.

¿Y qué tipo de libros son mejores? (Es algo que me preguntan mucho los padres). ¡Pues ellos son los más indicados para elegirlos! Hay que escuchar sus gustos y respetar sus preferencias, ya que se trata de fomentar el hábito de la lectura, y sólo se hará cuando se disfrute de ella. Es verdad que nosotros, sobre todo al principio, seremos quienes escojamos o ayudemos a escoger las lecturas, pero con el tiempo, ellos irán afinando sus gustos. Por mi experiencia, suelen mostrarse receptivos a aquellas propuestas les hago, por lo que no creo que tengáis problemas en introducir aquellos libros o cuentos que consideréis interesantes, pero puede resultar contraproducente insistir en una lectura que no les gusta.

Es bueno que tengan donde escoger y que puedan toquetear y hojear diferentes libros. ¡La biblioteca es el lugar ideal para eso y una propuesta excelente para nuestro bolsillo! Aunque comprar y regalar libros en ocasiones especiales (lo cual les aporta más valor), también es siempre una buena opción para ir formando, poco a poco, una biblioteca propia. Además, a los niños, especialmente pequeños, les encanta leer los mismo libros ¡una y otra vez!

¿Tenéis costumbre de leer en voz alta a vuestros hijos y alumnos? Si es así, seguro que ya habéis constatado los beneficios. Y si no, ¡os animo a probarlo!


CONVERSATION

2 comentarios

  1. Pues desde que empezó a leer el solito, abandone la costumbre y me estoy arrepintiendo. Besos

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    1. Es bastante típico. Tranquila, nunca es tarde para retomar el hábito.
      ¡Un abrazo!

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